Historias de Esperanza
Hace más de veinte años me dijeron: "Tienes cáncer"
Ps. Rocío Wezensky
www.fortalezaysalud.weebly.com
Ya no pienso mucho en el tiempo que ha pasado, ya no como lo hacía en los primeros años, desde que fuí impactada por esa noticia que me tomó desprevenida, como a la mayoría. Experiencias como esa nos marcan y con detalle se podrían narrar, momento a momento, cirugía a cirugía, quimioterapia a quimioterapia y radiación a radiación, por no mencionar de la misma manera a las pastillas con serios efectos secundarios de por vida, que se recetan en el nombre de una sobrevivencia de no más de cinco años. Me recuerdo aterrorizada, cómo no lo iba a estar, había cumplido 30años y me decían que por lo mismo esto regresaría. Sentía que el edificio del hospital, visto de abajo para arriba, al bajar de un carro, era el gigante o uno de los monstruos del cuento, que me comería y me tendría en su estómago por un buen tiempo. Imaginaba eso porque no sabía que ese lugar se convertiría en una especie de segundo hogar por la frecuencia en que lo tendría que visitar.
Me extendería mucho si contara todo lo que vi y aprendí allí y más aún lo que sentí en esos años de tratamientos y de plegarias para poder a pesar de aquel nefasto pronóstico, algún día tener hijos. Y es que me habían dicho, con determinación, que yo no debía pasar por esta experiencia, que le haría más daño a mi cuerpo, que era algo irresponsable y también (otra opinión) que prácticamente aquello era imposible porque mi cuerpo quedaría esterilizado por los fuertes tratamientos. El no tener pelo, las náuseas constantes, el dolor permanente en el seno y todos los demás efectos físicos de las intensas quimioterapias y radiaciones no me podían hacer sentir tan mal como esa horrible sentencia que arrancaba mi más preciado sueño (aquello de la caída del pelo, por ejemplo, entendí que fue sólo un duro golpe a la absurda vanidad y al ego).
Todos eran como monstruos para mí: cada tratamiento, cada cirugía... ni podía pronunciar bien la palabra cáncer, pero cómo no si me lo presentaban como a un poderoso enemigo silencioso y escondido, acerca del cual nadie tenía una explicación y que sólo podía producir miedo y más miedo: lo peor para curarse.
Claro que el "por qué a mí" era la frase interdiaria en mi cabeza, la que poco a poco, con el tiempo fue cambiando por "para qué a mí", "para qué me pasa esto", en un proceso en el que fui aprendiendo que los milagros se dan todos los días y en todas las personas, que el "a mí no me tenía que haber pasado esto" era la errada y absurda conclusión a la que llegaba por mi falta de comprensión de la maravillosa vida en general y de su positivo y confiable proceso en particular. Descubrí que no confiaba.
La fuerza para salir adelante y renacer la tenía, como todos los hijos de Dios la tenemos y aquel milagro del cambio emocional que también todos naturalmente podemos experimentar (reforzado por maravillosas lecturas y excelentes investigaciones) me hacía poco a poco comprender que los gigantes son molinos de viento y no existen y que si se declara al cáncer un enemigo contra el cual hay que pelear batallas, nos hacemos más daño.
Quisiera aquí sólo seguir compartiendo que siento que no se trata de decir "yo puedo con esto" o "yo tengo fortaleza". He conocido a varias personas muy fuertes que decían eso y ya no están aquí. Creo que se trata de sentir plena confianza en que nuestro cuerpo tiene la capacidad de sanar y esto se puede observar cada vez en más casos. Se trata de sentir que claro que no existe ningún castigo ni ninguna culpa en lo que nos pasa, que hay que dejar de juzgar y dejar el ego atrás. Se trata de volver a ser uno con la naturaleza en la que estamos todos conectados, de vivir en paz, de agradecer, de sentir nuestra natural capacidad de ayudarnos todos y de realmente confiar en que a pesar de todo, de todo, podemos salir adelante. Así es este proceso de la llamada enfermedad y en general de cualquier situación que veamos como una verdadera dificultad.
Releo el párrafo anterior y sanar podría parecer complejo, pero realmente no lo es cuando llegamos a sentir que el sanar está directamente relacionado con nuestra naturaleza, la cual sólo venimos postergando u olvidando temporalmente.
Han pasado más de veinte años desde aquel sorpresivo diagnóstico, mis hijos crecieron y todos los días agradezco por los otros sueños que también se cumplieron a través de este tiempo. Y aunque muchas cosas se hacen y se hicieron de la manera equivocada, siento que para eso estamos aquí: para aprender, para levantarnos de las caídas, para transformarnos y especialmente para dejar a la siguiente generación la posta con el mensaje de que ellos lo pueden hacer mejor, con confianza.
Parafraseando a Tagore: "Escucho al ave que con su canto cada amanecer hace sentir la esperanza, simplemente porque empieza un nuevo día".
©Rocío Wezensky
Diciembre de 2007
(Actualizado en enero 2022)
Entrevista a la psiquiatra Marian Rojas: "Todo el mundo es capaz de ser feliz"
Está convencida de que todo el mundo es capaz de hacer que le pasen cosas buenas y de ser feliz, pero no hay recetas ni atajos para conseguirlo, porque se trata de intentar sacar la mejor versión de uno mismo y eso requiere entender nuestro cerebro y gestionar las emociones.
P: ¿Todo el mundo puede conseguir hacer que le pasen cosas buenas?
R: Cada uno, con sus circunstancias, puede conseguirlo. La vida es un constante volver a empezar, un camino donde uno atraviesa situaciones alegres o, incluso, instantes de felicidad, pero también momentos difíciles. Para ser feliz hay que ser capaz de rehacerse en lo posible de los traumas y dificultades. No existe una biografía sin heridas.
P: Usted estuvo en Camboya trabajando con niñas que habían sufrido la prostitución infantil. ¿Consiguieron reponerse y ser felices?
R: He trabajado como voluntaria, con niñas con traumas severos y vejaciones terribles y, poco a poco, se han ilusionado. A esas personas que sufren hay que introducirles la palabra ilusión, metas y objetivos en su vida para reponerse del trauma. El sufrimiento te ayuda a ser mejor persona, a reflexionar, al fondo de muchas cuestiones que de otra forma no te habrías planteado, y cuando aparece te empuje a clarificar el sentido de tu vida.
P:¿Como se sale del sufrimiento?
R: A pesar de que existan momentos muy duros donde lo importante es sobrevivir y encontrar algún apoyo donde sostenerse, el resto del tiempo hay que dedicarlo a luchar por sacar nuestra mejor versión. Yo he visto a muchas personas que han caído y que han sido capaces de levantarse después, y la actitud es fundamental, aunque es cierto que hay personas que tienen impedimentos reales para sentir la felicidad porque están atravesando circunstancias difíciles, como una enfermedad grave, problemas económicos severos o por su bioquímica.
P: Y ahí hay que pedir ayuda…
R: El dolor también ayuda a que uno a veces acepte sus propias limitaciones. Nos convertimos en seres más vulnerables y nos caemos del pedestal que nos habíamos colocado y a veces hay que reconocer que necesitas ayuda, el cariño y apoyo de otras personas y que solo no puedes y tienes que compartir tus limitaciones con otras personas…El sufrimiento bien asimilado transforma.
Pero la actitud, la decisión con la que yo decido enfrentarme a la vida, siempre les va a ayudar a que por muy duro que sea el sufrimiento tú puedas interpretar la realidad de una forma un poco más positiva. La actitud es un potente activador del estado de ánimo, y para ello es determinante la salud física, el consumo de drogas y alcohol, las circunstancias externas, la bioquímica, las hormonas.
P: ¿Por qué hablamos más de cómo ser felices ¿Por qué somos más infelices en esta época?
R: Porque tenemos más miedo a perder el control. Hay una necesidad constante de tener un control sobre absolutamente todo: nos decimos “dónde están mis hijos, mi dinero…” y el deseo de controlarlo todo genera mucha angustia porque nuestra única capacidad reside en el presente. Y luego porque somos muy perfeccionistas, que por definición son los eternos insatisfechos, nunca nada está a la altura. Pero hay otros factores como la obsesión por aprovechar el tiempo y no conseguir descansar, y además está ahora la pantalla digital, que hacen que los cerebros estén constantemente activados en alerta y bajo la amenaza.
P: ¿Y eso físicamente como se traduce?
R: En cortisol, que es una hormona clave para la supervivencia. Vivimos en un estado de alerta permanente y no estamos preparados para ello y el organismo está sobresaltado, manda señales al hipotálamo y activa otras zonas cerebrales y comienza una respuesta involuntaria del organismo a través de señales hormonales y nerviosas. Después, las glándulas suprarrenales liberan adrenalina y el cortisol, que no es malo, pero en exceso es perjudicial.
Es un antiflamatorio muy potente y cuando vivimos en ese estado de amenaza nos intoxicamos, el organismo enferma y el sistema inmmunitario empieza a detectar el cortisol no como algo bueno, sino malo, y el cuerpo pasa a inflamarse.
El siglo XXI es un siglo profundamente inflamado, de gastroenteritis, amigdalitis, gastritis.., pero el cortisol se puede bajar con ejercicio moderado y lo más cerca posible de la naturaleza porque ayuda a manejar el hipocampo; con meditación, aprendiendo a respirar y entrenando tu mente, y con omega 3 que potencia el estado de ánimo y la capacidad cognitiva.
Hay que aprender a gestionar a tus personas tóxicas y rodearte de “personas vitamina”, frenar los pensamientos negativos y disfrutar de las cosas pequeñas porque vivir en constante alerta y angustia nos impide encontrar el equilibrio imprescindible para ser felices.
Fuente: Agencia EFE. Enero 2019
Doctora en medicina nos habla de alimentación y vida anticáncer después de superado un cáncer de ovario estadio IV
Fuente: Youtube. Frente al Espejo.
Me llamo Odile, tengo treinta y cuatro años y soy médico de familia, pero ante todo soy madre de un niño de seis años. En 2010 me diagnosticaron cáncer de ovario con múltiples metástasis. El pronóstico no era muy alentador. Mis posibilidades de sobrevivir, según las estadísticas, no eran muchas. Sentí la muerte cerca. Tuve miedo, mucho miedo. No podía parar de llorar, me sentí muy deprimida y angustiada. De repente, un día, algo cambió en mí. Dejé de llorar y resurgí de un estado de profunda desesperación. Sentí que no iba a morir, no quería morir, no podía morir. Aún me quedaban muchas cosas por hacer, quería ver a mi hijo crecer y conocer a mis nietos. Quería vivir, quería aferrarme a la vida. Para cada persona la enfermedad va a tener un significado íntimo y diferente, cada uno la va a aceptar y vivir de forma diferente. Este fue mi proceso, y deseo compartirlo contigo. Una de las cosas que me impulsó a desear vivir fue mi hijo. Un hijo es lo más maravilloso que una mujer puede tener, desde el momento en que nace tu vida queda unida a la suya. El amor de una madre por un hijo es infinito e incondicional. Las madres somos capaces de hacer cualquier cosa para procurar el bienestar de nuestros hijos. Tras la dura noticia, tras escuchar una y otra vez la palabra CÁNCER en mi cabeza, tuve que digerirla y aceptarla. Cuando acepté que tenía una enfermedad muy grave y podía morir, resurgí. Estaba ya entregada a la idea de morir, pero algo se removió dentro de mí y una oleada de energía y positividad me inundó y decidí poner todo mi empeño en sanar. Sabía que podía perder la batalla, pero iba a entregarme a mi sanación con toda mi alma. Siempre me he entregado al 100% a todos mis proyectos, pongo mucha pasión en todo lo que hago, y esta vez no iba a ser menos. Iba a poner todo lo posible de mi parte y a confiar en el tratamiento de quimioterapia que me proponían para eliminar de mi cuerpo la enfermedad. Comencé la quimioterapia junto a un cambio radical en mi vida. Cambié de alimentación, comencé a realizar ejercicio físico y a aplicar algunas terapias naturales que me ayudaron a conseguir calma mental y paz. Me convertí en parte activa de mi enfermedad.
Tras finalizar la quimioterapia, el cáncer había desaparecido, contra todo pronóstico. ¿Cuáles fueron mis recetas anticáncer? Básicamente fueron: rica comida, amor y paz interior. El final de esta enfermedad no siempre es feliz y siempre que nos enfrentemos a ella la sombra de la muerte estará en nuestra mente, pero tenemos que intentar mantener alejada esa sombra y disfrutar de cada momento que nos ofrezca esta maravillosa vida. Disfrutar del aquí y del ahora, y no pensar en el mañana. El mañana siempre es incierto, tengas o no tengas cáncer. CARPE DIEM, aprovecha el momento, decían los chicos de la película El Club de los Poetas Muertos. En esta vida solo hay una cosa segura: todos moriremos. Lo demás puede cuestionarse, pero la muerte es un hecho incuestionable. La única diferencia de una persona con cáncer respecto al resto de la población es que ésta es más consciente de que la muerte puede sobrevenir en un futuro cercano. Sin embargo, a una persona súper sana la puede atropellar en cualquier momento un vehículo y causarle la muerte inmediata. No sabemos cuándo llegará nuestro momento de abandonar esta vida. Por eso, debemos aprovechar cada instante, saborear cada minuto, vivir plena y conscientemente esta vida. En el hospital, la mayoría de pacientes preguntan a su oncólogo y a su enfermera si pueden hacer algo para mejorar su enfermedad, y qué pueden comer. La respuesta más común es «no hagas nada y come todo lo que te apetezca». A mí me dijeron lo mismo, pero me negué a creer que no podía hacer nada. Y desde ese momento me zambullí en las publicaciones científicas publicadas en los últimos años para intentar descubrir si había algo que yo pudiera hacer para hacer más efectiva la quimio y ayudar a mi cuerpo a sanar. Y voilà… Hay muchísimas cosas que podemos hacer, que son sencillas y están en nuestras manos. Las evidencias científicas demuestran que la alimentación y los cambios en el estilo de vida pueden ayudarnos a vencer y prevenir el cáncer. Desde febrero de 2011 estoy empeñada en despertar conciencias, en enseñar la importancia de una alimentación sana y equilibrada para tratar el cáncer. La alimentación es la causante de uno de cada tres cánceres, así que imagínate el peso que tiene para prevenirlo y tratarlo. Con este empeño, comencé a escribir un blog, www.misrecetasanticancer.com, donde voy recogiendo todo tipo de información relacionada con la alimentación anticáncer y el tratamiento natural de éste. En octubre de 2011 sentí que con el blog no era suficiente para divulgar esta información y comencé a impartir talleres y conferencias con un único fin: ayudar a las personas con cáncer. Ahora he decidido recopilar toda la información que imparto en los talleres en forma de libro para que todo el mundo que lo desee pueda tenerla a mano. El resultado es Mis Recetas Anticáncer: Alimentación y Vida Anticáncer (Editorial Urano).
Han pasado más de dos años desde mi diagnóstico y vivo libre de enfermedad, llena de vitalidad y energía. Y lo mejor es que voy a ver cumplirse uno de mis mayores deseos: volver a ser madre. Estoy embarazada, contra todo pronóstico para la medicina convencional, y en pocos días veré la carita de mi segundo hijo.
Fuente: Mis Recetas Anticancer
Me llamo Odile, tengo treinta y cuatro años y soy médico de familia, pero ante todo soy madre de un niño de seis años. En 2010 me diagnosticaron cáncer de ovario con múltiples metástasis. El pronóstico no era muy alentador. Mis posibilidades de sobrevivir, según las estadísticas, no eran muchas. Sentí la muerte cerca. Tuve miedo, mucho miedo. No podía parar de llorar, me sentí muy deprimida y angustiada. De repente, un día, algo cambió en mí. Dejé de llorar y resurgí de un estado de profunda desesperación. Sentí que no iba a morir, no quería morir, no podía morir. Aún me quedaban muchas cosas por hacer, quería ver a mi hijo crecer y conocer a mis nietos. Quería vivir, quería aferrarme a la vida. Para cada persona la enfermedad va a tener un significado íntimo y diferente, cada uno la va a aceptar y vivir de forma diferente. Este fue mi proceso, y deseo compartirlo contigo. Una de las cosas que me impulsó a desear vivir fue mi hijo. Un hijo es lo más maravilloso que una mujer puede tener, desde el momento en que nace tu vida queda unida a la suya. El amor de una madre por un hijo es infinito e incondicional. Las madres somos capaces de hacer cualquier cosa para procurar el bienestar de nuestros hijos. Tras la dura noticia, tras escuchar una y otra vez la palabra CÁNCER en mi cabeza, tuve que digerirla y aceptarla. Cuando acepté que tenía una enfermedad muy grave y podía morir, resurgí. Estaba ya entregada a la idea de morir, pero algo se removió dentro de mí y una oleada de energía y positividad me inundó y decidí poner todo mi empeño en sanar. Sabía que podía perder la batalla, pero iba a entregarme a mi sanación con toda mi alma. Siempre me he entregado al 100% a todos mis proyectos, pongo mucha pasión en todo lo que hago, y esta vez no iba a ser menos. Iba a poner todo lo posible de mi parte y a confiar en el tratamiento de quimioterapia que me proponían para eliminar de mi cuerpo la enfermedad. Comencé la quimioterapia junto a un cambio radical en mi vida. Cambié de alimentación, comencé a realizar ejercicio físico y a aplicar algunas terapias naturales que me ayudaron a conseguir calma mental y paz. Me convertí en parte activa de mi enfermedad.
Tras finalizar la quimioterapia, el cáncer había desaparecido, contra todo pronóstico. ¿Cuáles fueron mis recetas anticáncer? Básicamente fueron: rica comida, amor y paz interior. El final de esta enfermedad no siempre es feliz y siempre que nos enfrentemos a ella la sombra de la muerte estará en nuestra mente, pero tenemos que intentar mantener alejada esa sombra y disfrutar de cada momento que nos ofrezca esta maravillosa vida. Disfrutar del aquí y del ahora, y no pensar en el mañana. El mañana siempre es incierto, tengas o no tengas cáncer. CARPE DIEM, aprovecha el momento, decían los chicos de la película El Club de los Poetas Muertos. En esta vida solo hay una cosa segura: todos moriremos. Lo demás puede cuestionarse, pero la muerte es un hecho incuestionable. La única diferencia de una persona con cáncer respecto al resto de la población es que ésta es más consciente de que la muerte puede sobrevenir en un futuro cercano. Sin embargo, a una persona súper sana la puede atropellar en cualquier momento un vehículo y causarle la muerte inmediata. No sabemos cuándo llegará nuestro momento de abandonar esta vida. Por eso, debemos aprovechar cada instante, saborear cada minuto, vivir plena y conscientemente esta vida. En el hospital, la mayoría de pacientes preguntan a su oncólogo y a su enfermera si pueden hacer algo para mejorar su enfermedad, y qué pueden comer. La respuesta más común es «no hagas nada y come todo lo que te apetezca». A mí me dijeron lo mismo, pero me negué a creer que no podía hacer nada. Y desde ese momento me zambullí en las publicaciones científicas publicadas en los últimos años para intentar descubrir si había algo que yo pudiera hacer para hacer más efectiva la quimio y ayudar a mi cuerpo a sanar. Y voilà… Hay muchísimas cosas que podemos hacer, que son sencillas y están en nuestras manos. Las evidencias científicas demuestran que la alimentación y los cambios en el estilo de vida pueden ayudarnos a vencer y prevenir el cáncer. Desde febrero de 2011 estoy empeñada en despertar conciencias, en enseñar la importancia de una alimentación sana y equilibrada para tratar el cáncer. La alimentación es la causante de uno de cada tres cánceres, así que imagínate el peso que tiene para prevenirlo y tratarlo. Con este empeño, comencé a escribir un blog, www.misrecetasanticancer.com, donde voy recogiendo todo tipo de información relacionada con la alimentación anticáncer y el tratamiento natural de éste. En octubre de 2011 sentí que con el blog no era suficiente para divulgar esta información y comencé a impartir talleres y conferencias con un único fin: ayudar a las personas con cáncer. Ahora he decidido recopilar toda la información que imparto en los talleres en forma de libro para que todo el mundo que lo desee pueda tenerla a mano. El resultado es Mis Recetas Anticáncer: Alimentación y Vida Anticáncer (Editorial Urano).
Han pasado más de dos años desde mi diagnóstico y vivo libre de enfermedad, llena de vitalidad y energía. Y lo mejor es que voy a ver cumplirse uno de mis mayores deseos: volver a ser madre. Estoy embarazada, contra todo pronóstico para la medicina convencional, y en pocos días veré la carita de mi segundo hijo.
Fuente: Mis Recetas Anticancer
Tania Libertad, mujer de gran fortaleza, nos habla de su experiencia:
Fuente: Youtube. Usuario GuanajuatoPress.
Después de dos años de un diagnóstico de cáncer de seno, Tania Libertad nos cuenta episodios importantísimos de su vida.
Es hacia el final de la entrevista (51:48") que se toca el tema de aquel evento inesperado, compartiéndonos la experiencia de algunos de sus interesantes cambios: “No sé qué pasó con mi organismo, mi voz salió más clara, más transparente…no se qué pasó, mi estado de ánimo, mi corazón, mi alma, mi físico, la voz me está saliendo mejor que nunca, después de cincuenta años de cantar y después de todo este proceso”.
Fuente: Youtube. Usuario Cadena Tres Espectaculos. En compañía de.
En la siguiente entrevista Cecilia Tait comparte su historia de esperanza en la que relata aspectos muy importantes del desarrollo de su fortaleza con el cáncer
"Ahora cáncer no es sinónimo de muerte, tú te puedes curar, yo soy una prueba de ello, yo soy una sobreviviente".
" No quiero contar mi historia cómo un drama, sino que sirva de lección a otras personas. Cada cáncer es diferente, cada cuerpo lo recibe también de otra manera diferente, yo sigo pensando que la prevención ayuda y te cura… A veces tiene que llegar esta enfermedad que primero yo odiaba… Hice algo que me costó: me amisté con mi papá… Ahí vi por primera vez a otra Cecilia, después me reconcilié con un montón de personas, pedí perdón a la vida porque a veces tú dices yo no quiero vivirla, te preocupas por tonterías, te peleas sin razón, yo siempre quería tener la última palabra, pero cuando te toca el cáncer ahí no importa quién eres".
Fuente: Youtube. Usuario Periodismope. Reportaje de "Cuarto Poder".
* En esta segunda entrevista realizada casi tres años después de ya superado el cáncer, Cecilia nos muestra más fortaleza aun
"Estamos saliendo adelante demostrando una alegría y celebrando la vida".
“No nos miren cómo si estuviéramos muertas, lo más duro es que te miran así: "Pobrecita, cómo está, ya se va a ir"... Tus mismos parientes no entienden que es sólo un tratamiento y ese tratamiento es duro, obviamente que es duro…Tratar en lo posible que junto con esta post quimio, de alimentación, de ejercicios, entre el tema de psicólogo, el psiquiatra, que a veces no está incluido dentro del tratamiento después de la quimioterapia. Me encantaría que estuviera, el Estado tiene que prever también eso porque sí lo necesitas...No es suficiente el apoyo de los amigos ni de la familia…Mis mejores amigas, las he conocido en la adversidad y estamos saliendo adelante demostrando una alegría y celebrando la vida a pesar de que la gente dice: "Por qué me pasó a mí". Nosotros decimos: "Nos paso por algo".
Fuente: Youtube. Usuario TVPerú. Entrevista en "Casa Tomada".
En los siguientes enlaces y video, Inés Temple nos hace sentir fortaleza, al compartir sus historias de esperanza:
http://www.inestemple.com/2011/07/tu-cara-no-me-ayuda-2/
http://www.inestemple.com/2013/05/tu-cara-si-me-ayuda/
En los siguientes enlaces y video, Inés Temple nos hace sentir fortaleza, al compartir sus historias de esperanza:
http://www.inestemple.com/2011/07/tu-cara-no-me-ayuda-2/
http://www.inestemple.com/2013/05/tu-cara-si-me-ayuda/